Imposible separar este juego de mi vida, de mi infancia. De niño, jugué a ser Bahía, jugué a ser Siboldi, a ser "El Turbo Muñoz" y también a Gasparini. Pero, sobre todo y ante todo tipo de resultados, aprendí a amar a dos bandos enemigos: como hijo de padres divorciados, sin importar el resultado, los regalos siempre me los llevé yo. Regalos que, en forma de gol, hacen imposible separar este juego de mi vida, de mi infancia. Nos vemos el sábado, padres de mis amores.
Luciérnaga y sombra
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Cuando salí
por fin conocí la noche.
Estaba harto del sol que vislumbraba
y enceguecía por doquier desde mi ventana.
Al poco tiempo,
encontré la forma...
Es fácil amar a dos, a tres y a los que quieras. El amor es así, expansivo e invasor. No conoce límites de ningún tipo, esos, se los tratamos de imponer nosotros. Casi siempre sin éxito. Aveces olvidamos que lo que llamamos amor, lo que hemos nombrado a nuestro alrededor y para expresar nuestras emociones, es sólo eso, una representación. La esencia, el espíritu, lo indescriptible, lo indescifrable pretendemos ponerle un recuadro. Entonces por eso existe la poesía.
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